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Tiene más de 1000 episodios, pero están todos en Crunchyroll: por qué deberías engancharte a ‘One Piece’, el fenómeno definitivo del anime

Mucho más que peleas, señores que se alargan y pasados trágicos

Tiene más de 1000 episodios, pero están todos en Crunchyroll: por qué deberías engancharte a ‘One Piece’, el fenómeno definitivo del anime
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Randy Meeks

  • 23 de mayo de 2025
  • Actualizado: 23 de mayo de 2025, 15:48
Tiene más de 1000 episodios, pero están todos en Crunchyroll: por qué deberías engancharte a ‘One Piece’, el fenómeno definitivo del anime

No te escondas: tú también has escuchado hablar de One Piece. Es posible, incluso, que seas una de esas personas que ha dicho que alguna vez se pondría con ella siendo perfectamente consciente de que más de mil episodios son una barbaridad, sobre todo cuando tienes cientos de series “imprescindibles” pendientes que duran apenas diez y ya te dan pereza. ¿Quieres un consejo? Abandónalas a su suerte. Dedica un año entero a enrolarte en la tripulación de Luffy y sus amigos gracias a Crunchyroll. Inténtalo, al menos.

No te voy a negar que al principio te va a costar un poco, y va a ser como comer sin ganas, pero pronto vas a desear que llegue el momento del día en el que olvidarte de todo, subirte en el Going Merry camino al Grand Line y disfrutar de peleas épicas, tonterías sin igual, personajes fantásticos y situaciones a priori sin interés que, para sorpresa de todos, cobran importancia cientos de episodios después. Porque One Piece parece un shonen de peleas que no tiene nada nuevo que ofrecer, pero realmente es mucho más: es la épica definitiva, una historia de piratas como no has visto otra, la mitología de nuestros tiempos. ¡Galleta, galleta, metralleta!

¡Esto va a comenzar!

En los años 70, con la expansión del Universo Marvel, no fueron pocos los expertos en cultura popular que afirmaron que el panteón de superhéroes de la editorial era como un panteón de nuevos dioses (paradójicamente, Jack Kirby creó Nuevos Dioses en 1971 para DC Comics). Sin embargo, ahora, más de cinco décadas después, es justo decir que la nueva mitología que siguen los chavales no es la de Spider-man, Thor, Iron Man y compañía, sino la de Luffy, Zoro, Nami, Usopp y el resto de la tripulación. Y hay un motivo para ello.

Cuando One Piece empieza, la historia tiene poco que contar: un chaval tiene el poder de estirarse y quiere convertirse en el Rey de los Piratas. Sin embargo, Eiichiro Oda, el autor, empezó a alargarla sin control aparente, creando una impresionante cosmogonía repleta de personajes, alianzas, traiciones, historias lacrimógenas, secretos y sorpresas que se esconden detrás de aquello por lo que todo el mundo empieza a ver el anime (o a leer el manga): las peleas sin igual, tan extrañas como variadas, épicas y bien narradas.

Habla con cualquier fan de One Piece y pregúntale cuáles son sus momentos favoritos. Sí, algunos serán peleas, claro, pero la gran mayoría te hablarán de Nami clavándose el cuchillo en el brazo y llorando, de Sogeking disparando a la bandera del Gobierno Mundial, de Nico diciendo “¡Quiero vivir!”, de Luffy encontrando a su hermano perdido, de los cerezos en flor de Chopper, de la primera aparición de Barbablanca. Ven por las peleas, los golpes y las bravuconadas, quédate porque acabarás llorando con cada episodio.

¡Gomu gomu no anime!

Sé lo que estás pensando: sí, vale, todo esto está muy bien, pero actualmente llevan 1129 episodios, a los que puedes sumar los especiales y las películas. Si no pararas de ver One Piece ni siquiera para dormir, eso sería más de 17 días de tu vida. Créeme: merece la pena… Siempre que encuentres una guía para saltarte el relleno sin sentirte culpable. Porque puedes reducir la carga en muchísimo menos (aunque, siendo honestos, no es que 900 episodios se vean en un fin de semana).

One Piece está cerca de llegar al final, y con ella se marchará la serie que lo ha cambiado todo. La que ha demostrado que se puede seguir una misma trama durante 30 años con el mismo autor al mando y ampliando su universo, ganando en riqueza argumental y mejorando con cada paso, cerrando las tramas a su paso y abriendo otras que pueden que no terminen en décadas. Después de cientos de mangas tratando de copiar Dragon Ball, habrá que ver cuántos intentan hacer lo propio con One Piece. Aviso: no es fácil llevar la cuenta de tu propia historia tan bien como lo hace Oda.

Por supuesto que la serie tiene fallos, y arcos argumentales aburridísimos (ejem, Skypea), y es posible que quieras coger un atajo viendo la versión en acción real de Netflix, pero esta no alcanza ni a un veinte por ciento de lo que realmente ocurre en el manga y el anime original. En pleno 2025 puede dar pereza ponerse con una serie que empezó en 1997, pero a poco que te interese la cultura popular, no te queda otra que ponerte con ella. Cuando llegues al episodio 300, lo difícil va a ser que quieras parar.

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